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El arte generado con AI y el código generado con AI son tratados de manera diferente
El arte generado con AI y el código generado con AI son tratados de manera diferente
El día de hoy, mientras hacía doom scrolling en la red social de Zuckerberg, el algoritmo me recomendó una imagen de Sakura Card Captors al estilo de la pintora española Remedios Varo.
Al revisar los comentarios —ya ni sé qué gano con hacerlo— noté que los que tenían más likes expresaban un fuerte desprecio por la inteligencia artificial. Las acusaciones eran las de siempre: que fue entrenada usando obras de artistas sin permiso, que plagia estilos, y al mismo tiempo, que es despreciable simplemente por no ser humana.
Pero si alguien habla de como vibe codeo una pequeña aplicación, la respuesta de los usuarios no es tan controversial, o se ataca al autor de la aplicación en lugar de a la AI.
Los artistas odian la AI, a los devs se les obliga a aceptarla
Siempre me ha llamado la atención cómo la reacción hacia la inteligencia artificial varía según el grupo profesional. Los artistas lo tienen muy claro: están completamente en contra. En cambio, a los desarrolladores de software y personas que trabajan en oficinas se les pide que adopten la inteligencia artificial como una herramienta más.
A quienes no lo hacen se les tacha de fatalistas o incluso de luditas, y se les exhorta a aceptar y abrazar, estoicamente, el inevitable futuro que ofrecen estas tecnologías.
¿Tienen razón los artistas respecto a la AI?
La verdad es que este tema es bastante complicado.
Desde que inició la hipotética burbuja de AI , Los artistas acusan a la inteligencia artificial de plagiar, como si no fuera más que una base de datos de imágenes modificadas las cuales se alteran superficialmente cada vez que se les solicita una imagen. Pero la realidad es que la AI no funciona así.
La AI no plagia a los artistas, pero sí está entrenada sin permiso de estos
La AI es capaz de abstraer patrones a partir de su conjunto de datos de entrenamiento, imágenes en este caso. Una vez que abstrae esos patrones o arquetipos, utiliza la aleatoriedad para generar resultados que encajen en esos patrones.
Esto se parece bastante a cómo trabaja un artista humano: recopila estímulos de otros artistas, experiencias personales, libros, música… y todo eso lo mezcla para crear algo nuevo. Algo que, aunque original, conserva ciertas referencias o características de las obras que lo inspiraron.
Todo esto sin llegar a ser consciente, como sugeriría Searle
El contraste en la percepción entre código desarrollado con AI e imágenes generadas con AI
En el caso de la generación de código mediante AI, el proceso es prácticamente el mismo. La AI detecta patrones y luego genera código nuevo, diferente, pero basado en los arquetipos que los LLM han “aprendido”.
Sin embargo, aquí es donde aparece un contraste interesante: mientras que la generación de imágenes es visual y provoca un descontento al verse reflejada en pantalla, el código generado por AI pasa completamente inadvertido. No se ve.
No existe un rechazo público, ni un grupo que proteste por el código generado. El código no despierta pasiones, ni enojo por el código robado, como cuando Devin AI prometió reemplazar a los programadores tal vez porque el estímulo visual es mucho más intenso que la sensación de saber que una app funciona con código de AI.
Incluso cuando observamos la cristalización del código, en forma de pixeles en una página web, estamos reaccionando ante la imagen del producto final, no el código en si mismo.
Además es virtualmente imposible distinguir una página web hecha por una AI que por un desarrollador incompetente. Como el que desarrolló este sitio web
¿Por qué el código y las imágenes hechas por AI despiertan respuestas tan diferentes?
Este contraste me parece fascinante. No es que uno esté bien o mal, simplemente me llama la atención cómo la creación artística generada por AI puede ser rechazada por ser visible y emocionalmente significativa, mientras que el código generado por AI es ignorado o aceptado sin resistencia alguno y se le considera una avance esperable del desarrollo tecnológico.
Tal vez se deba a que el arte es una forma directa de comunicación visual y emocional. Y al ser generado por una máquina, puede percibirse como una forma inferior de expresión. En cambio, el código, por su naturaleza funcional y abstracta, carece de esa carga emocional y pasa completamente inadvertido.
Los seres humanos evolucionamos usando la vista como herramienta de supervivencia, el código como abstracción de procesos es muy reciente y no formó parte de las presiones evolutivas de nuestra especie ni de la realidad material más allá de millones de unos y ceros en una placa de silicio.
Me pregunto que pasará con la AI en otras áreas
¿Qué sucederá en otras áreas. Por ejemplo: ¿los diagnósticos médicos hechos por AI serán rechazados por los pacientes, solo por no venir de un humano? ¿El trato humano es tan importante a la hora del diagnóstica de una enfermedad o se limita al cuidado del paciente? ¿la gente será más objetiva y solo se fijará en el porcentaje de acierto y efectividad?
La respuesta, probablemente, dependerá de qué tan visible sea la mano de la máquina… y de cuánto nos importe aquello que no podemos ver.